III DOMINGO DE ADVIENTO-CICLO A.
En cada Eucaristía celebramos y actualizamos el “único Sacrificio de Cristo en la Cruz” por cada uno de nosotros… En el fondo, prolongamos el Misterio de la Encarnación y el abajamiento de Dios por cada uno de nosotros, porque, “la Sagrada Eucaristía culmina la iniciación cristiana. Los que han sido elevados a la dignidad del sacerdocio real por el Bautismo y configurados más profundamente con Cristo por la Confirmación, participan por medio de la Eucaristía con toda la comunidad en el Sacrificio mismo del Señor” (CIC 1322).
Guión litúrgico y esquema del III Domingo de Adviento-ciclo A.
III DOMINGO DE ADVIENTO-CICLO A.
MONICIÓN DE ENTRADA:
Hoy, tercer domingo de Adviento, a nosotros, aquí reunidos, que aguardamos la venida de Cristo, el apóstol San Pablo nos exhorta, diciendo: «Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres, porque el Señor está cerca». El Señor está cerca. Va a venir a salvarnos, a darnos la paz, a decirnos que Dios nos ama. Y estamos muy contentos.
De nuevo vamos a celebrar la eucaristía. En ella nos unimos a todos cuantos creen en Jesús y le aman. Con esta alegría comencemos nuestra celebración.
MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA (Is 35,1-6a-10):
Hoy, la profecía de Isaías nos llenará de alegría. Y, de igual modo como sacó al pueblo de Israel del miedo y el desánimo ante el retorno del exilio, también nosotros oiremos decir: ¡No temáis! Mirad a vuestro Dios.
MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA (Sant 5, 7-10):
En la segunda lectura, Santiago exhorta a mantenernos firmes y a saber esperar la venida del Señor.
MONICIÓN AL EVANGELIO (Mt 11, 2-11):
En el evangelio, oiremos el gran elogio que Jesús hace de Juan Bautista, que le preparó el camino.
Aclamemos a Jesucristo, el Mesías que esperamos y que ahora nos sale al encuentro en su palabra proclamada.
PETICIONES:
(Respondemos: Escucha, Señor, nuestra oración).
1.- Por la Iglesia de Jesucristo. Que ella sea instrumento de felicidad y de alegría para todas las personas. Oremos.
2.- Por los que sufren y viven tristes, por los hambrientos y los marginados de la tierra, para que el Señor les consuele y les dé abundancia de sus dones. Oremos.
3.- Por los huérfanos, las viudas, los hombres solos. Que el Señor cambie nuestra tristeza en gozo y abra el corazón de los cristianos a la solidaridad y al amor. Oremos.
4.- Por nosotros, para que sintamos la salvación de Dios y que nos convierta en este tiempo del adviento.
5.-por aquellos que lloran sin fe y se desesperan ante la muerte; que el Señor les revele la luz del Evangelio y les dé la esperanza de la resurrección. Oremos.
MONICIÓN A LAS OFRENDAS:
1.- Señor, te ofrecemos el pan y el vino, fruto de la tierra, y con ellos nuestra vida. Modélala según tu proyecto de salvación.
2.- Señor, te ofrecemos esta guitarra, expresión de la alegría y de la fiesta. Haz que podamos hacer de la vida el mejor sacrificio a tu grandeza.
PADRE NUESTRO
Con el Padre nuestro queremos Padre de Jesús, querido Padre Dios, ponernos en tus manos y decirte que hagas de cada uno de nosotros lo que quieras.
Queremos darte gracias por todo lo que somos. Queremos decirte que estamos dispuestos a cumplir tu voluntad y queremos pedirte que tu proyecto de salvación vaya adelante en toda la humanidad y en nosotros.
INVITACIÓN A COMULGAR.
Jesús, estamos alegres porque nos has invitado a tu cena. Aquí estamos contentos para participar de ti.
MEDITACIÓN:
1.-Gracias, Señor, porque podemos ser fuertes. Gracias, Señor, porque podemos ser sinceros. Gracias, Señor, porque somos alegres.
2.-Gracias, Señor, por la vida que nos das. Gracias, Señor, porque nos quieres libres. Gracias, Señor, porque nos das responsabilidades.
3.-Gracias, Señor, porque somos capaces de tener amigos. Gracias, Señor, porque así podemos hacer un mundo de hombres y mujeres hermanos.
Pautas de la Homilía.
INICIO.
1.-El Adviento es un tiempo privilegiado de gracia para recordar, para esperar y para celebrar las venidas del Señor Jesús.
2.- Hoy, en este Tercer Domingo de Adviento, se nos invita y se nos anuncia a “estar siempre alegres en el Señor”.
3.-Y suplicamos verdaderamente al Señor que derrame sobre nosotros, en este tiempo del Adviento, las virtudes de la fe y la vigilancia, la humildad, la alegría y el amor.
DESARROLLO:
1.-En la primera lectura hemos leído un trozo del profeta Isaías, uno de los grandes protagonistas del Adviento:
*Asolado constantemente por la guerra, el pueblo de Dios ha conocido todas las formas de la derrota.
*El profeta invita a todas las gentes, desalentadas y heridas, a ponerse en camino para hallar al Dios salvador.
*Gracias a ese “PONERSE EN CAMINO” el pueblo revivirá el Éxodo del pueblo hebreo hacia la tierra prometida, atravesando el desierto.
*Y anuncia una gran promesa: una vez que hayan terminado todas las pruebas, la vida se afirmará en su plenitud y llegará el tiempo de la Alegría y la Felicidad.
2.-En la segunda lectura hemos leído un trozo de la Carta a Santiago:
*Santiago nos recuerda que dentro de la Iglesia los pequeños y los pobres deben ser importantes.
*Y grita la venida de ese GRAN DÍA en reinará la justicia verdadera.
*Esa mirada hacia el futuro debe de ayudarnos a los creyentes a volver nuestro rostro con confianza a Dios, viviendo unidos en la caridad ., y a suplicar la PACIENCIA Y LA FORTALEZA.
3.-El evangelio de San Mateos nos invita a mirar con gran entusiasmo hacia Juan Bautista, uno de los grandes protagonistas del Adviento, junto con el profeta Isaías y la Virgen María.
*Juan Bautista ha sido apresado en la cárcel de Maqueronte, y desde allí pregunta, por medio de unos discípulos, si Jesús era el Mesías o no.
*Jesús no responde a Juan Bautista con una demostración, sencillamente afirma que la promesa hecha por Dios está en camino de cumplirse.
*SE nos invita fundamentalmente a “trabajar por extender el Reino de Dios” y a testimoniar nuestra fe desde la autenticidad y la verdad, poniendo nuestra confianza en Jesucristo como el verdadero salvador de nuestra vida.
FINAL:
1.-Pedimos al Señor que venga pronto a nosotros para que le descubramos en el rostro del que sufre y nos transforme radicalmente desde sus entrañas de misericordia.
2.-Supliquemos la alegría del corazón para hacer nuestro el mensaje del Evangelio y poner nuestra confianza plena en el Señor.
3.-Aprendamos de la Virgen María, la mujer del Adviento, que, especialmente en el Cántico del Magnificat, glorifica al Señor que “ha mirado su pequeñez y su humildad”.
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