VI DOMINGO DE PASCUA-CICLO C.
En cada Eucaristía celebramos y actualizamos el “único Sacrificio de Cristo en la Cruz” por cada uno de nosotros… En el fondo, prolongamos el Misterio de la Encarnación y el abajamiento de Dios por cada uno de nosotros, porque, “la Sagrada Eucaristía culmina la iniciación cristiana. Los que han sido elevados a la dignidad del sacerdocio real por el Bautismo y configurados más profundamente con Cristo por la Confirmación, participan por medio de la Eucaristía con toda la comunidad en el Sacrificio mismo del Señor” (CIC 1322).
Guión litúrgico y esquema del VI domingo de Pascua-ciclo C.
VI DOMINGO DE PASCUA-CICLO C.
MONICIÓN DE ENTRADA:
El amor es una corriente que une a las personas. El amor es la única energía capaz de transformar este mundo porque Jesús nos dice en el Evangelio: “Si me amáis, guardaréis mis mandamientos”.
Como cristianos hemos aprendido que el amor es la gran señal que nos acompaña. Sin amor no somos nada. Con el amor de Dios todo lo podemos, pero solamente podemos llenarnos del amor de Dios si Jesús nos manda el Espíritu Santo, el Espíritu de la verdad, el Defensor que está siempre con nosotros.
Un domingo más seguimos celebrando la pascua de resurrección. El Señor nos ama como nadie amó jamás. Dispongámonos a celebrar esta Eucaristía.
MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA (Hch 15,1-29):
Pablo y Bernabé vivían su primavera misionera. En la Iglesia de Antioquía se alababa a Dios por sus éxitos misioneros. Pero se planteó una discusión y un problema en la primera Iglesia.
Inspirados por el Espíritu Santo los apóstoles convocaron un concilio y decidieron que lo que salva es la gracia de Jesucristo, no la ley. Escuchemos atentamente esta lectura.
MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA (Ap 21,10-23)
El domingo pasado nos entusiasmaba la visión del mundo nuevo. En el centro aparecía la ciudad santa de Jerusalén como una novia, envuelta y engalanada con el traje del amor de Dios. Hoy volvemos a ver a la ciudad santa, pero como ciudad perfecta, con el brillo de una “piedra preciosa”, construida sobre la roca, que es Cristo y sobre los cimientos de la fe de los apóstoles.
MONICIÓN AL EVANGELIO (Jn 14,23-29)
Palabras de despedida, llenas de ternura y de luz tiene Jesús resucitado para sus discípulos. Ellos no tienen nada que temer, porque no se van a quedar solos. El amor de Cristo consigue una presencia espiritual que acompaña a todas partes…No estarán solos porque recibirán al Espíritu Santo, que es consolador, defensor, maestro y guía.
Escuchemos el evangelio según san Juan.
PETICIONES:
1.- Por la Iglesia, para que ofrezca a todos los que sufren el consuelo y la esperanza. Roguemos al Señor.
2.-Por el Papa, los obispos y todos cuantos tienen una misión pastoral, para que sigan las huellas de Cristo, que está en medio de nosotros como el que sirve. Roguemos al Señor.
3.- Por los enfermos, para que vean en sus sufrimientos una prolongación de la Pasión de Cristo y le sientan cercano. Roguemos al Señor.
4.- Por los que viajan por tierra, aire y mar, y proteja a los cautivos. Roguemos al Señor.
5.- Por los que buscan el bien y la paz en el mundo, para que abra el Señor su inteligencia y su corazón y haga desaparecer las guerras y el terrorismo. Roguemos al Señor.
6.- Por todos nosotros, para que sepamos dar respuesta a las necesidades de los que nos rodean. Roguemos al Señor.
MONICIÓN A LAS OFRENDAS:
PAN: Señor, queremos que tu Espíritu nos haga ser pan partido y entregado para los demás. Ayúdanos a ser consuelo para el necesitado y consuelo para el triste.
VINO: Señor, queremos que tu Espíritu nos ayude a ser ofrenda agradable a Ti con nuestra fe y entrega desinteresada a los demás.
PADRE NUESTRO
El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz intensa. Habitaban tierras de sombras y una luz les brilló. Decía una voz: Grita. Di a las ciudades de Judá: «Aquí está vuestro Dios», el Dios de la paz, el Dios de la alianza, el Dios de Jesucristo”.
Decía que el Dios vivo es el Dios de nuestros padres, el Dios de la vida, ante quién sólo era necesario descalzar el alma.
MEDITACIÓN/ORACIÓN:
1.-Gracias, Señor, porque podemos ser fuertes. Gracias, Señor, porque podemos ser sinceros.
Gracias, Señor, porque somos alegres.
2.-Gracias, Señor, por la vida que nos das.
Gracias, Señor, porque nos quieres libres.
Gracias, Señor, porque nos das responsabilidades.
3.-Gracias, Señor, porque somos capaces de tener amigos.
Gracias, Señor, porque así podemos hacer un mundo de hombres y mujeres hermanos.
Pautas de la Homilía.
INICIO.
1.-Nos reunimos en el nombre del Señor.
2.-Tomemos conciencia de que el Señor está siempre con nosotros y nos revela “su salvación.
DESARROLLO:
1.-Hemos escuchado en la primera lectura un trozo de los Hechos de los Apóstoles: *La Iglesia, desde el principio, está llamada a la comunión y a la unión, teniendo como referencia la Vida Trinitaria de Dios, un solo Dios con comunión de Personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
*A pesar de la voluntad del mismo Jesucristo, “que todos sean uno”, surgen pronto divergencias sobre el camino a tomar:
-
a) unos, los judeocristianos, les cuesta deshacerse de su pasado que les impide abrirse a los problemas nuevos, planteados por la entrada de los paganos en la Iglesia. b) Otros, como San Pablo, se abren a la acción del Espíritu Santo que libera la salvación ligada a ciertas prácticas, especialmente a la circuncisión.
*Todos nosotros, abiertos a la acción del Espíritu Santo, tenemos que abrirnos a sus dones y anunciad con palabras y obras la salvación cristiana.
*Supliquemos el don de la comunión y la unión de toda la Iglesia.
2.-Hemos leído en la segunda lectura un trozo del libro del Apocalipsis:
*El autor nos comunica una nueva visión: en la ciudad mesiánica del final de los tiempos, la Jerusalén celeste, todos los hombres reconocerán la toral terminación de la historia: la reunión de las “doce tribus de Israel”.
*En la nueva Jerusalén Dios se hará totalmente presente en Cristo, luz que ilumina a todos los hombres.
*la realidad material y presente desaparecerá para dejar paso a la realidad definitiva, la vida en Dios.
3.-En el Evangelio hemos leído parte del capítulo 14 de San Juan:
*Jesús continuamente va repitiendo a sus discípulos, también a nosotros, una insistencia: “tened confianza en mí y amad”
*Para vivir estos consejos les recuerda que el Padre les enviará el Espíritu que les iluminará plenamente.
*Necesitamos el Espíritu Santo para proclamar a Dios como Padre y a Jesucristo como el Salvador de nuestra vida.
*Supliquemos el don de la sabiduría para comprender y vivir en nosotros todo el proyecto libertador y sanador de Jesús.
FINAL:
-Vivamos la Eucaristía, sabiendo que la celebramos desde la fe y el amor a Jesucristo.
–Repitamos interiormente: “Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde”
-Miremos a María para que nos ayude interiormente a vivir el evangelio y a “amarnos unos a otros” como Cristo nos amado.
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