DOMINGO XI DEL TIEMPO ORDINARIO-CICLO A.

 

 

 

 

 




DOMINGO XI DEL TIEMPO ORDINARIO-CICLO A.

 

 

 En cada Eucaristía celebramos y actualizamos el “único Sacrificio de Cristo en la Cruz” por cada uno de nosotros… En el fondo, prolongamos el Misterio de la Encarnación y el abajamiento de Dios por cada uno de nosotros, porque, “la Sagrada Eucaristía culmina la iniciación cristiana. Los que han sido elevados a la dignidad del sacerdocio real por el Bautismo y configurados más profundamente con Cristo por la Confirmación, participan por medio de la Eucaristía con toda la comunidad en el Sacrificio mismo del Señor” (CIC 1322).

 

Guión litúrgico y esquema del Domingo XI del Tiempo Ordinario-Ciclo A. 

 

 
 
 


 

DOMINGO XI DEL TIEMPO ORDINARIO-CICLO A.

 

 

 

MONICIÓN DE ENTRADA:

 Reunidos en torno a la mesa para celebrar juntos la Eucaristía, somos invitados a ser signo y sacramento de salvación para el mundo. Esto lleva un compromiso que no podemos eludir: hacer más humana, más libre, y más justa la sociedad en que vivimos con el testimonio y la vida que vienen de la conversión profunda. Pedimos al Señor, que nos dé valentía para afrontar la vida según el Evangelio. 

  MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA : (Ex 19, 2-6a)

      El pueblo de Israel no cesa de meditar sobre el acontecimiento que determina su vocación más profunda y su acta de nacimiento: el éxodo. Se nos recuerda también a nosotros en qué consiste al vida renovada por la alianza.

 MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA ( Rom 5,6-11):

    Para San Pablo, el mal fundamental es el pecado por el que la persona se cierra a la gracia pretendiendo bastarse a sí mismo.

    El propio Pablo reconoció el amor gratuito de Dios manifestado en Jesús, y desde entonces consagrará toda su vida a proclamar al Buena Noticia de la misericordia del Señor.

MONICIÓN AL EVANGELIO (Mt 9,36-10.8)

   Jesús ha dado comienzo a una obra que hay que continuar.  El anuncio de la Buena Nueva ha de transformar el mundo.

    Los discípulos están llamados a prolongar la misión liberadora y redentora de Jesús.

PETICIONES: 

1.-Por el Papa, piedra que fundamenta la Iglesia, para que sea la fuerza del Espíritu quien constantemente le sostenga. ROGUEMOS AL SEÑOR

2.-Por los gobernantes de todos los países de la tierra, para que se dejen guiar por la misericordia de Dios, y trabajen por el bien común y la justicia para todos. ROGUEMOS AL SEÑOR

3.-Por todos aquellos que reconocen a Cristo por vez primera, para que no dejen de ahondar en el misterio que nos trae. ROGUEMOS AL SEÑOR

4.-Por los padres de familia, para que la fuerza del Espíritu les ayude y sean fundamento y ejemplo para sus hijos. ROGUEMOS AL SEÑOR

5.-Por todos los que sufren y los necesitados, para que sean escuchados en su súplica. ROGUEMOS AL SEÑOR

6.- Por la Jornada Mundial de la juventud que se celebrará en Lisboa, para que dé mucho fruto y su fruto permanezca. ROGUEMOS AL SEÑOR.

7.- Por todos los que hoy nos reunimos en nombre del Señor, para que  el Señor nos ayude y nos ilumina a llevar una vida ejemplar como los primeros apóstoles. ROGUEMOS AL SEÑOR. 

 

 

MONICIÓN A LAS OFRENDAS:                                                   

«Señor, con el pan y el vino te presentamos nuestra vida.  Haz de nosotros un instrumento de tu paz. Donde hay odio, que yo ponga amor.  Donde haya ofensas, que yo ponga perdón. Donde haya discordia, que yo ponga verdad. Donde haya duda, que yo ponga fe. Donde haya desesperanza, que yo ponga esperanza.   Donde haya tinieblas, que yo ponga luz. Donde haya tristeza, que yo ponga alegría».

PADRE NUESTRO

Con el Padre nuestro queremos pedirte Señor, que venga tu reino. Y nosotros construyamos con esperanza un mundo mejor, más justo y más humano.   

 MEDITACIÓN

Solo Dios da la vida, pero tú has de transmitirla y respetarla.

Solo Dios puede dar la fe, pero tú puedes dar tu testimonio.

Solo Dios puede dar la esperanza, pero tú puedes devolverla a los demás.

Solo Dios puede el amor, pero tú puedes amar a tus hermanos.

Solo Dios puede dar la paz, pero tú puedes sembrarla alrededor.

Solo Dios puede dar la fuerza, pero tú puedes animar también.

Solo Dios puede es el camino, pero tú puedes enseñárselo a otros.

Solo Dios es la luz, pero tú puedes hacer que brille para todos.

Solo Dios puede hacer lo imposible, pero tú puede hacer lo posible.

Solo Dios se basta a sí mismo, pero prefiere contar contigo.

  

Pautas de la Homilía.

INICIO. 

1.-La Eucaristía es el cúlmen de la vida cristiana y el Sacramento que revitaliza a la Comunidad que se reúne en el nombre de Dios.

*Para celebrar con autenticidad la Eucaristía es necesario tomar conciencia de nuestra condición de discípulos de Jesucristo, muero y resucitado.

2.-Hoy celebramos el  Domingo XI del Tiempo Ordinario, donde subrayamos con intensidad el perdón y el amor de Dios, manifestado plenamente en Jesucristo,  para con nosotros. 

DESARROLLO:

1.-En la primera lectura hemos leído un trozo del libro del Éxodo:

*El pueblo de Israel no cesa de meditar sobre el acontecimiento en el que ve su acta de nacimiento y que determina su vocación profunda: el éxodo.

*El pueblo de Israel pasó por la experiencia de la esclavitud, pero descubrió la intervención del Señor, que vio a arrancarlo de ella.

*Igual que al pueblo de Israel, se nos invita a mostrar a los demás en qué consiste la vida renovada por la alianza, sellada en la sangre de Jesucristo.

2.-En la segunda lectura hemos leído un trozo de la Carta a los Romanos de San Pablo:

*Para San Pablo, el mal fundamental es el pecado por el que el hombre se cierra a la gracia pretendiendo bastarse a sí mismo, cerrado en su propio egoísmo.

*Pablo cambió por completo al reconocer el amor gratuito de Dios manifestado en Jesús.

*Desde entonces, consagrará su vida a proclamar la Buena Noticia de la misericordia gratuito del Señor.

*También a nosotros se nos invita a ser testigos de Jesucristo, llenándonos de la compasión y la misericordia del Señor.

3.-El evangelio de San Mateo reconocemos las entrañas compasivas y misericordiosas de Jesucristo, que se “compadece de las gentes fatigadas y abatidas”

*Todos nosotros, como el “nuevo Israel”, la Iglesias, tenemos la responsabilidad de anunciar la salvación “a todas las naciones”, tal como Jesús lo mandó después de la Resurrección.

FINAL:

1.-Supliquemos al Espíritu Santo que nos conceda entrañas de misericordia y compasión  en nuestra vida hacia los demás.

2.-Anhelemos la ayuda necesaria para poder dar testimonio de vida cristiana en nuestras ambientes.

3.-Miremos a la Virgen María que nos ayude a crecer espiritualmente en nuestra andadura cristiana

 

 

  

 

 

 

 

 





 
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